Qué es una audiometría y qué hay que tener en cuenta en esta prueba médica

¿Te has preguntado alguna vez cómo de bien escuchas los sonidos que te rodean? Las risas, la música, las conversaciones importantes… todo pasa por nuestros oídos y a veces no les damos la atención que merecen. Aquí es donde entra en juego la audiometría, una prueba sencilla pero esencial para evaluar nuestra capacidad auditiva.
En este artículo, te vamos a contar qué es exactamente una audiometría, cómo se realiza, qué parámetros mide y qué deberías tener en cuenta antes y después de hacerte una.
¿Qué es una audiometría y para qué sirve?
La audiometría es una prueba diagnóstica diseñada para evaluar nuestra capacidad auditiva y que permite detectar posibles alteraciones en el oído. Es decir, se trata de un análisis detallado que mide cómo de bien escuchamos sonidos de diferentes frecuencias e intensidades.
Pero, ¿para qué sirve exactamente? Principalmente, para detectar desde ligeras pérdidas de audición hasta problemas más complejos que puedan requerir atención médica, ya sean afecciones temporales o permanentes. Además, la audiometría puede identificar diferentes infecciones, una sobreexposición a ruidos dañinos o problemas derivados de la edad. Con esta información, el profesional de la salud puede proponer tratamientos adecuados y, en algunos casos, medidas preventivas para preservar la audición.
¿Cuándo debo hacerme una audiometría?
¿Alguna vez has sentido que no oyes tan claro como antes, que necesitas subir el volumen de la tele o que las conversaciones se vuelven un poco difusas? Una audiometría puede ser la herramienta para entender qué está pasando con tu oído. También es recomendable que la realices si experimentas zumbidos persistentes en los oídos o si sientes presión o molestias auriculares sin una causa aparente. Estos signos pueden ser indicadores de un problema subyacente que necesita evaluación.
Pero esta prueba no está reservada únicamente para quienes ya experimentan una pérdida de audición o han detectado algún problema o molestia, sino que su alcance va mucho más allá: se trata de una herramienta preventiva crucial. Es más, en algunas circunstancias concretas resulta muy recomendable realizarse esta prueba, incluso sin síntomas aparentes, por ejemplo, si trabajas en entornos ruidosos, has estado expuesto a ruidos fuertes de manera recurrente o si cuentas con antecedentes familiares de problemas auditivos. Las audiometrías también son esenciales como chequeo regular en personas mayores, ya que con el paso de los años es común que aparezca pérdida auditiva relacionada con la edad. En cualquier caso, no se trata únicamente de buscar soluciones ante una pérdida auditiva, sino de actuar de manera preventiva.

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¿Cómo se realiza una audiometría?
La audiometría es una prueba sencilla, rápida y completamente indolora que habitualmente realiza un audiólogo o un otorrinolaringólogo en un entorno controlado que garantiza condiciones óptimas para obtener resultados fiables.
Durante la prueba, el paciente se coloca unos audífonos a través de los cuales se emitirán una serie de sonidos o palabras. Estos sonidos varían en frecuencia (graves y agudos) e intensidad, y el paciente deberá confirmar si los percibe o no mediante un gesto o presionando un botón. Para evaluar la comprensión verbal, también se pueden incluir palabras que el paciente deberá identificar o repetir.
En algunos casos, se usan vibradores óseos colocados detrás de la oreja para estudiar la conducción ósea, es decir, cómo el sonido se transmite a través de los huesos hasta el oído interno. Todo esto se realiza en una cabina acústica o habitación silenciosa, lo que asegura que no haya distracciones externas que puedan alterar el test.
La prueba es rápida y suele durar entre 20 y 30 minutos. En este corto período de tiempo, el especialista recopila datos precisos sobre la audición, lo que permite identificar cualquier posible alteración o pérdida auditiva que puedas padecer.
¿Qué se puede detectar en una audiometría y qué debes saber antes de realizarla?
Como ya hemos visto, la audiometría permite identificar pérdidas auditivas de distintos grados (leve, moderada, severa o profunda), pero también diferenciar entre los tipos de pérdida, como la pérdida conductiva, relacionada con problemas en el oído externo o medio, o la pérdida neurosensorial, que afecta al oído interno o al nervio auditivo.
Los datos que el especialista recopila durante la audiometría (capacidad para escuchar sonidos de diferentes frecuencias) le ayudan a crear un perfil auditivo único de cada paciente, detectando posibles irregularidades como la dificultad para oír ciertos tonos o la incapacidad de distinguir palabras en ambientes ruidosos.
Además, la audiometría puede revelar afecciones menos evidentes que afectan a la audición, como los acúfenos (zumbidos en los oídos), la hiperacusia (sensibilidad extrema al sonido) o diferencias significativas en la audición entre un oído y otro, lo cual es relevante para evaluar posibles problemas neurológicos.
A la hora de realizar esta prueba, es importante acudir con los oídos limpios, ya que la acumulación de cerumen puede afectar los resultados. También se recomienda informar al profesional si has estado expuesto recientemente a ruidos fuertes o si notas síntomas como vértigo o dolor, ya que estos detalles pueden incidir en la evaluación.
Ahora que ya sabes qué es una audiometría y que te ayudará no solo a detectar cualquier pérdida auditiva o alteración, sino también a prevenir un futuro deterioro de tu oído, puedes tomar medidas a tiempo. ¿Has notado problemas recientemente en tu audición? No lo dudes y acude a un buen profesional: las infecciones, los daños causados por el ruido y el uso correcto de audífonos, deben ser siempre tratados por los mejores especialistas.